Lipogénesis y
lipolisis son dos procesos naturales del cuerpo humano relacionados con la producción de tejido graso. La lipogénesis es la cara en la que se generan triglicéridos, mientras la
lipolisis es el mecanismo por el que se destruyen. Lo habitual es que en el organismo ambas actividades convivan en equilibrio.
Pero, hay ocasiones en las que se desequilibran las fuerzas y se produce un predominio de la lipogénesis. Como esta producción de tejido graso es más rápida en algunas zonas del cuerpo, en este caso, se produce una acumulación de grasas en zonas como la abdominal, en la papada y, en los cuerpos femeninos, en los muslos y caderas.
Para restablecer este equilibrio, que de manera natural se regula a través del sistema nervioso y hormonal, se han desarrollado técnicas de lipolisis artificiales que combaten el exceso de lipogénesis en el cuerpo. Sus resultados son realmente eficaces, sobre todo, en su acción en áreas limitadas del organismo, no en procesos integrales de obesidad.
Desde luego, para combatir los efectos más evidentes de la
lipogénesis en las mujeres, la odiada
celulitis, sí que es muy recomendable recurrir a la
lipolisis. Entre sus ventajas más destacadas, el hecho de que no se trata de una técnica invasiva por lo que los riesgos para nuestra salud son mínimos. Tampoco es un tratamiento doloroso, ni se sufre un postoperatorio.
La modalidad que mejores resultados está dando para reducir los efectos de la lipogénesis en el cuerpo es la lipolisis láser, a la que acuden tanto hombres como mujeres.